24 Marzo 2018
Durante las noches, los bosques de la Amazonia nos declaran escenarios misteriosos. Y es cuando la luna se manifiesta, en los claros de bosque o a lo largo de los ríos que nuestros ojos pueden distinguir claramente caprichosas siluetas arbóreas; aunque en estas veces, la presencia de los destellos biolumínicos de numerosas luciérnagas se hacen añorar. Junto a estos escenarios de luna, cantos enigmáticos de aves nocturnas nos recuerdan donde estamos, y nos permiten presenciar momentos de descubrimiento en nuestro alrededor. Uno de los grupos de aves nocturnas amazónicas más conocidos y que seguramente escucharemos durante dichas noches, son los Nictibios (Familia Nyctibiidae). Son aves de tamaño grande, de colores crípticos para ayudar a camuflarse en troncos rotos de árboles, picos cortos pero con una extensa cavidad bucal, útil para cazar insectos en vuelo. Sus cantos son fácilmente distinguibles, y se logran escuchar a grandes distancias, usualmente siempre provenientes desde los mismos lugares. Sin duda alguna, son parte infaltable de la consonancia amazónica durante la ausencia del sol. Esta increíble familia taxonómica consta de seis especies, todas las cuales habitan en el Perú.
Una de las especies de Nictibios más conocida y con mayor distribución geográfica es Nyctibius griseus, o también conocido como Nictibio común. Alrededor de él, existen muchas versiones de una leyenda, la cual describe lo que esta ave representa en la cultura local, la leyenda del “Ayaymama”. En todas estas versiones (las cuales varían según la localidad y/o el narrador) este ave caracteriza a los espíritus de dos niños hermanos quienes se han perdido en el bosque o han sido abandonados por su madre (depende de la versión de la leyenda), frente a este escenario el alma del bosque los transforma en aves, en “Ayaymamas”, para que puedan escapar y buscar a su progenitora. El canto del Nictibio común (https://www.xeno-canto.org/species/Nyctibius-griseus) es bastante melancólico y se cree que son los lamentos de aquellos niños llamando a su madre cada noche, buscando el camino de retorno a casa.
Llega a ser difícil detectar a estas aves durante el día, debido a su inactividad y su gran adaptación de camuflaje; pese a ello, hace unas semanas, y para asombro de nosotros, mientras el equipo de herpetología realizaba sus caminatas por los bosques en regeneración de la comunidad nativa Boca Pariamanu, observó una cría del Nictibio común, quien recién se encontraba recién obteniendo su plumaje juvenil, pero que desde ya, se camuflaba posicionándose muy erguidamente sobre un tronco de un árbol de Ochroma. Su madre se encontraba junto a él, quien a manera de protección, lo cubría con parte de su plumaje. Como era de esperar, durante los siguientes días de seguimiento a la cría, se pudo seguir encontrándolo en el mismo árbol, descansando y junto a su madre.
Se sabe que estas aves solo dan un huevo por puesta, y que no construyen nidos como los que muchos conocemos, en su lugar solo colocan el único huevo en alguna cavidad de un tronco quebrado, o en la intersecciones de ramas. Sin embargo hasta el momento, la información científica sobre aves de la Amazonia es escasa, siendo los aspectos de su reproducción uno de los campos más limitados, pero muy importante para planes de conservación y manejo. Y si hablamos sobre aves nocturnas, la disponibilidad de fuentes de información es aún más crítica. Por ello, sumar esfuerzos para concluir conocimientos sobre los vacíos de información es nuestra prioridad.